¿Qué le llevó a dedicarse a la investigación?
Creo que la curiosidad y las circunstancias de la vida. Desde siempre me ha gustado aprender, se me dio bien estudiar y muchas personas de mi entorno, en la familia y el colegio siempre reforzaron esa cualidad. A la hora de elegir carrera, me llamó la atención el grado en Ingeniería Biomédica porque es bastante multidisciplinar, aprendes un poco de todo, pero tampoco te especializas en nada.
Al terminar la carrera y el máster en Madrid no tenía muy claro qué hacer. Me había gustado la experiencia investigadora con el TFG y el TFM, pero tampoco consideraba que la investigación fuese una salida. Me presenté a algunas ofertas de trabajo y, mientras tanto, el grupo donde realicé el TFM en el Instituto Cajal consiguió unos cuantos proyectos financiados y me ofrecieron realizar la tesis doctoral en temas de neurorrehabilitación. Me sonaba interesante y era el momento si quería probar en investigación. Así que acepté, y hasta aquí hemos llegado de momento.
¿Cuáles son sus líneas o áreas de trabajo?
Mi línea de investigación es la neuroingeniería aplicada al control motor. Mediante tecnología, como es el registro de las señales eléctricas que emite el sistema nervioso, podemos crear interfaces que nos dan mucha información acerca de su estado. Esto nos permite saber más sobre cómo el cerebro y la médula espinal controlan el movimiento a través de los músculos. Investigamos esto en personas sanas, pero también en pacientes con trastornos del movimiento, como el temblor o la enfermedad de Parkinson. A partir de este conocimiento generado, también trabajo en el desarrollo de técnicas que permiten interactuar con el sistema nervioso y modular su actividad, de modo que podamos revertir algunos de los síntomas.
¿Hay algún proyecto del que esté particularmente orgulloso por su impacto?
El proyecto EXTEND, sobre el que realicé mi tesis doctoral en el Instituto Cajal. En una parte del proyecto utilizamos estimulación eléctrica con electrodos intramusculares pare reducir el temblor en pacientes con una enfermedad llamada Temblor Esencial. Aunque la intervención era aguda y los efectos no durarían mucho más allá de la sesión experimental, vimos efectos prometedores en algunos pacientes, que se mostraron muy entusiasmados.
Ese proyecto dio lugar a varias publicaciones y a otros proyectos en varios centros de investigación para comprender mejor el potencial de las técnicas de neuromodulación para tratar los síntomas del temblor. Además de todo lo aprendido científicamente, yo me llevo la generosidad de los pacientes que nos dieron su tiempo aun sabiendo que no obtendrían ningún beneficio directo importante. Estaban allí porque creían que era su deber para que en el futuro encontremos un tratamiento a sus enfermedades, aunque no lo disfrutasen ellos.
¿Cómo visualiza el futuro de su área de investigación? ¿Qué tendencias o desafíos mencionaría?
El mayor reto está en transferir todas las técnicas de registro de señales eléctricas del sistema nervioso del laboratorio al mundo real para desarrollar aplicaciones clínicas o de uso diario con impacto real en la sociedad. Es necesario desarrollar dispositivos comerciales que permitan extraer información en grandes poblaciones para obtener bases de datos que lleven a generar conocimientos útiles sobre diagnóstico temprano y monitorización.
Una de las tendencias del futuro puede ser el desarrollo de sistemas implantables mínimamente invasivos, que sería como tener pequeños sensores dentro de los músculos que envíen información continuamente sobre el estado del sistema nervioso. Eso sería muy útil para monitorizar los síntomas de una enfermedad de manera precisa y optimizar el tratamiento.
¿Qué ha supuesto recibir el respaldo europeo a través del programa Marie-Curie?
Es un subidón importante de reconocimiento a nivel profesional porque las becas Marie-Curie-Skłodowska tienen mucho prestigio en el ámbito investigador. Personalmente, ese prestigio me es más indiferente porque yo soy el mismo investigador, con las mismas ideas y conocimientos antes y después de recibir la beca. Prefiero quedarme con el respaldo económico que me permite realizar mi investigación y seguir formándome durante dos años en el I3A, por lo que me siento muy privilegiado y agradecido.
¿Qué es lo que más disfruta de su profesión?
La libertad para aprender, sin duda. La investigación te permite generar preguntas y buscar respuestas a preguntas que no tendrían cabida en el sector privado, donde la mayoría de las veces tiene que existir un fin económico y productivo que guíe el trabajo. Además, en investigación ese proceso no está definido con un camino vallado que tienes que recorrer en un tiempo determinado, sino que se puede decir que en la investigación se hace camino al andar, y este se va bifurcando constantemente porque cada pregunta que respondes da lugar a nuevas preguntas, nuevos proyectos…
¿Qué le diría a quien esté pensando dedicarse a la investigación?
Hacer la tesis no es algo traumático ni un contrato vitalicio con la investigación. Para mí, fue una buena experiencia en la que aprendí mucho profesional y personalmente. Hasta ahí, que no le dé miedo a nadie. Después hay muchas opciones si la investigación académica no convence como camino profesional. Pero si esa persona quiere hacer carrera investigadora en universidades o centros de investigación, le diría que lo tenga claro. Es una profesión vocacional en la que nadie te dice lo que tienes que hacer. Aunque suene a tópico, tienes que tener ese fuego de la curiosidad dentro que te empuje, porque nadie más lo va a hacer. Para mí no es un camino difícil, la inestabilidad es el gran impedimento, pero creo que las ventajas lo superan.
De cerca…
Qué estudió: grado, máster y tesis en Ingeniería Biomédica (muy original, lo sé)
Un sueño por cumplir: que a mi familia y amigos les vaya bien.
A qué dedica su tiempo libre: a pasar tiempo con los amigos, viajar todo lo que puedo, deportes de raqueta y cocinar.
Un libro: Rayuela.
Una película o serie: V de Vendetta.
Grupo musical: Estopa.
Un viaje: Japón.
Cómo se definiría: Responsable, tranquilo, curioso y cuidador.